Esguince
Por esguince nos referimos a una lesión que afecta a los ligamentos, que son las estructuras que fijan los segmentos óseos de una articulación para limitar y dirigir su movimiento.
Como se realizan los esguinces
Esencialmente al forzar el límite máximo de movimiento de la articulación. Los mecanismos más habituales por los que se producen son:
Los movimientos bruscos y excesivos, en los que se sobrepasa la amplitud de movimiento que permite la articulación, de forma que se distiende o desgarra el ligamento que mantiene unidos ambos huesos.
Los accidentes, típicamente de coche, en los que se combinan movimientos extremos con fuerzas externas.
Los músculos y sus tendones también ayudan a los ligamentos a mantener unidos los huesos. En el interior de todos esos elementos existen “mecanorreceptores” que detectan su grado de distensión, y que al activarse informan al Sistema Nervioso Central de la posición del cuerpo, lo que le permite coordinar la contracción refleja de la musculatura que resulta necesaria para mantener el equilibrio estático y en movimiento.
En la columna vertebral, los ligamentos son menos resistentes que en otras articulaciones, y menos potentes que los músculos y tendones, actuando más como “detectores” que como “fijadores”; cuando el movimiento de una articulación se aproxima a su límite, la activación de los mecanorreceptores desactiva los músculos que están forzando el movimiento y desencadena la contracción refleja de la musculatura opuesta (“antagonista”); eso detiene el movimiento potencialmente excesivo y estabiliza la articulación
Así pues, una musculatura potente y bien entrenada protege a los ligamentos; si se exagera el movimiento se distiende antes el ligamento que el músculo, y su contracción refleja evita que la articulación exceda su límite máximo de movimiento.
¿Cómo se tratan los esguinces?
En los tres grados es de vital importancia hacer una adecuada recuperación después de la lesión. La fisioterapia tiene un papel importante en optimizar la recuperación, para favorecer la vuelta a la actividad y la prevención de recaídas. En el grado III además suele ser necesario previamente el tratamiento quirúrgico.
Ya sea un esguince leve (grado I) o más grave (grados II y III), hay que darle la importancia que tiene. Técnicas contra el dolor (reposo-hielo-compresión-elevación, el famoso RICE) ayudarán a reducir el dolor y la inflamación, y permitir que las estructuras vayan sanando.
Un buen diagnóstico es importante desde el primer momento. Como he dicho, los de grado IIIpueden no doler, o doler menos que uno de grado I o II. Por eso el dolor o el aspecto no deben ser el criterio que nos haga pensar si es una lesión grave o no. Es sobre todo la impotencia funcional (la dificultad o imposibilidad de caminar) junto con el mecanismo de lesión lo que nos puede hacer pensar que tenemos un esguince o lesión. En cualquier caso, acudiremos siempre al médico para salir de dudas.

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